martes, 26 de mayo de 2015

Me consagro a la escritura

Este blog ha hecho las veces de continente para mi persona de plurales y dispares estados mentales que el capricho de los cambios a los que nos somete la vida ha ido decidiendo sobre el decurso del camino. Ha sido muy importante, siempre que quería escribir, lo tenía, siempre que quería callar, lo tenía, siempre que quería recordar, lo leía. No era el único lugar donde escribía, mis cuadernos están repletos de locuras, algunas de las cuales fueron destinadas o condenadas por mi al fuego, al fuego. Si quiero destruir algo que he escrito tengo la deferencia de quemarlo. El fuego tiene algo liberador...

No sé exactamente en qué instante me percaté que mi vida no tendría sentido si no era escribiendo, lo que si recuerdo es el primer momento en que escribir me dio paz, como la que el bebé encuentra en el seno de su madre, la del brote al hacer de la luz naturaleza, la del águila al volar alto, la del lobo al aullar bajo, la del Sol al brillar y la de la Luna al reflejar. La calma de la naturaleza cuando es.

Estaba dispuesto a mucho, a dejarlo todo, morir no me importaba, de hecho lo esquivaba, pero dolía, dolía mucho no escribir, dolía mucho el ruido en el silencio, la ausencia en la oscuridad pero por mucho que hubiese dejado no hubiera encontrado más que perdición...travesuras de la destrucción. No era el camino, hasta ciego lo veía.

Pero no termina, nunca termina, ¿cómo habría de terminar lo que nunca empezó? mas las luces han cambiado, hasta los sueños y los tempos, la función muda la fantasía de la felicidad y, aún con una sonrisa, entiendo que yo respiro letras (palabras arcanas) y que mi sangre es de tinta (imposible cambiarlo), pero yo la quiero de fuego.

Me consagro a la escritura.

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