martes, 26 de mayo de 2015

De deseos

"Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe.Sólo vive intensamente."
William Shakespeare.

Muchas veces he escuchado la importancia de la ausencia de deseos, por voces de hombres que respeto y aprecio mucho tanto mental como humanamente.

¿Qué es el deseo?¿Qué me ofrece?¿Qué me arrebata?

El deseo es la ausencia de algo que queremos hacer nuestro, la ausencia de deseos debe ser la ausencia de ausencias. La inanidad...la integridad.

El deseo me ofrece gozo y alegría, fruto sin semilla proveniente de colapsar el vacío que supone.Es enfermar para aliviar, es caer en el vicio para levantarse en la adicción, el silencio del torturado, el descanso del soldado.

El deseo me arrebata la tranquilidad, turba la lucidez y despierta la ferocidad de la inanición, me acaricia seductor para luego oprimirme ausente de sí. Me espera para abandonarme, me llama para olvidarme, juega, juega como los espejos.

Deseo porque me falta, me falta porque no tengo, no tengo porque no soy...no soy, no soy, no soy. ¿Qué debo ser para no desear? Devoraré el mundo para flotar en la nada eterna, o quizás me adentraré en la esencia que me define y me sostiene.

Y al final el deseo es tan superficial, tan diario, tan anodino y rutinario, si por suerte caemos en el deseo de lo eterno probablemente no sea más que el disfraz grotesco del temor pavoroso de las cadenas del tiempo.

Pero siempre será que no llegamos a dioses, ni podemos saciar nuestros vacíos como el titan que se devora...y el caso es que cada instante que me pude llamar feliz no fue al calmar mi hambre sino al gozar mi sed del manantial que de mí mismo nacía, íntegro, entero, único. Y todas las cosas del mundo, creo, pueden nacer de ti, de tu interior.

Son pensamientos que persigo en estos últimos tiempos, algunos de los cuales acaban cayendo en este rincón de confesiones... crímenes y redenciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario