martes, 26 de mayo de 2015

Amor

Los seres vivos actúan siguiendo su propio interés, sean o no conscientes de ello. Interés por la supervivencia: de la especie (los reinos), de la sociedad (los colectivos) o de la psique(los individuos).

El ser humano es el único ser consciente que libremente se destruye a sí mismo, pero no sin intención. Como tampoco lo hace la araña Diaea ergandros cuando a la llegada del invierno, al escasear el alimento, es capaz de ofrecerse como alimento a sus crías.

(Siempre, siempre, puedes ser dueño de tu destrucción).

Pero miro al UNIVERSO, veo el Sol salir y ponerse cada día con su maravilloso arrebol, veo la lluvia alimentar la vida, el viento derribar montañas, las olas devorar los pies de colosos pétreos, las aguas convertir una caricia en un desgarro con la complicidad del tiempo, veo fuego manando de la tierra y extendiendo sombras que hielan el clima. Contemplo y pienso, no hay intención en todo cuanto acontece, no hay benevolencia ni malevolencia, no hay amor ni odio.

Pero...¿y si ese es el mayor de los amores?

Entonces, es obvio, que si lo conviertes en tu intención jamás lo alcanzarás.

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