martes, 26 de mayo de 2015

La calma quebrada

Se yergue como un dios, apagado el sonido, los peligros desfilan a un ritmo lejano, eludiendo la mirada y acogiéndose a un presentimiento velado.

El engaño cubre el sueño, pero jamás lo destierra. Las sombras de nuestro destino se despliegan ante nosotros, pues toda sombra nace de la luz y nuestra conciencia nos persigue.

Alberga un deseo vacío, devora un silencio sin final, la destrucción conquista sin sus himnos rotos, búsqueda de la huella errada no guarda ni ocupación ni preocupación en este instante de paz encadenada. ¿Qué paz te encierra si no es sombra de guerras?

Aquí no hay tesoros, tan solo un descanso ahogado, este lugar se hizo para ser abandonado, es un templo falso, se construyó para alimentar las llamas. No merece ni mirada ni desprecio, sólo una despedida.

Queda, vivir el extravío para encontrarse. La encontraré, quizás la mate, quizás la ame.

("Que me aconseje el mar/lo que tengo que hacer: Si matar/si querer")

¡Qué beba la sangre el metal y quedé la carne desheredada!

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