miércoles, 15 de septiembre de 2010

Un sentido.

A veces, es un mero y somero coqueteo con la pregunta, otras un atormentado deseo de presencia útil y armada, merecida y necesaria y, en el fondo, lo cierto es que nos intentamos justificar azorados y pudorosos por existir, vaya, por estar.

Mas en la fina y sutil frontera en la que el "yo sé" y el "yo creo" se funden aúreamente nace mi sentido. En el nacer del nuevo amanecer y morir en la nueva noche cada día de mi vida, en echar mil miradas diferentes al mismo mundo, en espiar torpemente el cambio, en subir a los hombros de gigantes para ver más allá que ellos, en dar vueltas y más vueltas sin retroceder un paso, en cantar sonriente a las sombras o en bailar con la Tierra mirando al Cielo.

Porque todos arrastramos una cruz, que más que milagro o maldición, es una oportunidad, un punto de conciencia. Ese es tu principio, tu poder.

Sin más, mi sentido es que existo, sin dudas, existo, aquí estoy y sé que si estoy, indefectiblemente, en el fondo, soy.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿

Un instante quebrado, si tiempo hubiere. Una gélida helada del verbo, si el silencio callara.

¿Miedo a saltar? El miedo es cada vez más grande, pero yo también.

Crezco como la montaña, que muere del viento. Crezco como el mar, libre entre mil costas. Como el águila que ama el sol y vive del fuego. Como la vida en el alma del moribundo. ¡Como el sueño esquivo que escupe brumas al hombre despierto!

Es sacarle los ojos al Destino y entregárselos a la Justicia, es clamar como el ser etéreo que canta en soledad, es atreverse a odiar con tanta fuerza como desearíamos poder amar, es beber sedientos del cieno hasta respirar azufre y, una vez bajados nuestros ojos, elevar la mirada hasta el deslumbre.

Viejo el hombre de las diez mil caras, tras un hábito negro como el mar sin luna, aspira y expira tu aliento y duerme tan lejos como tú decidas.

¡Basta!