martes, 26 de mayo de 2015

La espera

Necesito escribir, como el moribundo que pide beber. Haré como si supiera expresar lo que significa ver tu mundo velado por raíces antiguas y oscuras, como si quisiera abrir la puerta a las heridas y beber hasta desfallecer en la noche más solitaria.

Es cerrar los ojos y retumbar entero tu ser con el repicar de las campanas de una locura desconocida, que llama y espera. Quieres llegar y, sin embargo, te invade con una fuerza y una profundidad inmensas, impronunciables, una tristeza tan grande como tus pasiones secretas.

Sostienes tu postura con gesto perdido y reconcentrado mientras en tu fantasía ves un inmenso mar derrumbándose hacia ti. Y en el fondo sabes que todo aquel reino de sal, agua y viento que se avecina ante tu mirada, te pertenece. Sabes que el infinito golpe que te espera es un reencuentro y una ensoñación irrevocable del alma, un testigo de tu pasado más real e intrínseco, una voluntad inquebrantable y primigenia.

Queda sonreír, sonreír como antes del mayor de los ocasos mientras te preguntas ausente cuántas muertes más te esperan, cuántas olas del mar infinito te deparará el camino que el sueño que desvives te entrega.

Dónde queda el amor, dónde la santa patria que jamás llega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario