martes, 26 de mayo de 2015

LET'S GET HIGH

Me maravilla esta canción. Este disco está siendo BSO de mis horas de estudio trasnochadas, pero esta canción en particular me enloquece.

Me he sorprendido a mí mismo in fraganti riéndome a carcajadas a las cuatro de la mañana mientras la escuchaba y la sentía, bailándola alegre e infantil sin reparos o haciendo conatos de coros, hasta que mi madre condescendientemente, recordaba a su despistado y olvidadizo vástago, que respetables y numerosas autoridades científicas, filosóficas, espirituales; pasadas, presentes y pasadas otra vez (las futuras no, conste), han insinuado descaradamente que, en cuatro palabras: canto como el culo. Es como un arrebato ronco pero puro, como el instante infinitesimal posterior al de un hombre que con el sufrimiento hundido hasta los huesos clama un me la suda, aunque se caigan los cielos ahora toca cantar y hacerlo alegres porque podemos, porque aunque mi voz está rasgada voy a gritar amor hasta que alguien lo oiga, hasta que alguien lo escuche.

No es una redención, es un tumulto natural, como una presa que explota, con el agua gritando a la caída, ¡que te jodan, yo me voy a casa!. Al río, al mar, al cielo, a que me mee un tigre y me beba una palmera. Transformación.

En abstracto, soy un vagabundo, que ha caminado, reptado y volado 6.253.282.638.292 km, y en medio de esa hosquedad de ánimo que genera en los hombres la erosión de las tempestades atravesadas, ha visto ¡rediós!, la luna, esa que siempre está pero 7 días al mes no se ve. Se ha empezado a reír y era miel su risa, miel.

Ha hecho un fuego, porque esas lunas se sienten más saltando alrededor del fuego y ha dibujado con las sombras de sus danzas un recuerdo por el que vivir.

Aparece, mmmm, Sam Weller como guía de un viaje espiritual, rollo el fantasma de la navidad pasada o Virgilio presentándote a Beatriz en una comedia divina. Te dice, lacónico, bestia y lúcido:

-He "venio" ha enseñarle-dice mientras guiña un ojo con aire enigmático-. Y va y señala al típico arbusto en llamas que suele aparecer en estas historias y uno empieza a ver escenas: una familia en catarsis de ternura escuchando a la pequeña Emily tocar el piano el día de acción de gracias, a Esmeralda llorando de placer cuando Fabián derrama su semilla en las cimas más profundas de su coño, un marinero muy anciano de ojos azules como el mar arcano navegando solo en un mar en completa calma, una selva crecer a cámara rápida, el atardecer del día en que Judas se suicidó ahorcado con su silueta a contraluz, una tribu de dogones tocando tambores desorbitadamente (los espíritus se ríen), a Mahler tocando el piano en soledad rememorando el tacto de Alma, Magnus Carlsen poniendo en apuros a Kasparov y Alí riéndose de eso,......................................mucho más.

-Ea-suelta locuaz Sam y se marcha con la resolución y la complacencia que da el trabajo bien hecho-.

Se despierta el vagabundo sobre las cenizas de la noche recordando todo lo anterior salvo haber estado saltando alrededor de una hoguera inducido por la luna llena. Esta noche solo tenía ganas de llorar, reír y bailar. Hecho está.

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