sábado, 4 de julio de 2015

Abre posibilidades

No hay certeza en vida, sólo oportunidades. Lo juran todos los moribundos al expirar, pero no vocalizan bien.

Y en la muerte no tenemos nosotros más protagonismo que una decisión si la forzamos o una distensión si la recibimos. Luego, nuestro rastro se difumina entre raíces o entre cenizas según sea nuestra tradición.

Vamos, que morirse es cosa de un momento, como le dijo la enfermera al niño sobre la aguja. Aunque yo haya pensado tanto en las consecuencias existenciales de desaparecer para siempre, soy consciente de que volcar toda una vida hacia un instante es una pérdida y no una justa vocación. ¿Pero qué os parece lo contrario? Y si volcáramos todo un instante en una vida.

Como si aquello que nos firma pudiera revalorizar sin medida nuestras acciones y orientarnos para emprender en cada paso la firme inspiración de hacer algo bello, fuerte y significativo. ¿Qué significado? Ah, queridos argonautas, eso es toda una traducción de una lengua que se aprende a hablar viviendo con ciencia, paciencia, pasión y curiosidad.

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