lunes, 19 de abril de 2010

Vaga perdida la sombra de un gigante, cegados languidecen sus ojos tras la airada tormenta, como un árbol sin cielo.

Perdido en sus sentidos dejó de sentir la vida que le sostiene. Todo cuanto su caminar le presenta le trae el mismo aroma a cieno que llena su hastío.

Lejos de su desierto olvido el lugar donde muere el tiempo y, sangrando cadenas, pugna por destruir su fría sinfonía.

Tiene hambre de fuego y miedo de heridas, pero tras la oscuridad persiste el tímido crepitar de la llama, a la espera de una llamada que desate el himno de la vida.

Dista un camino por recorrer, una mirada como un rayo que rompa las calladas lejanías, condene los efluvios de los egos y descubra el ser anhelado en la luz que les une.

Falta ver, verla en la sombra del corazón y verse en ella, tras los callados reflejos de la intención.

Quizás todo termine en un simple: I see you.

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